Con motivo de la celebración del Día del Domund, el próximo
18 de octubre, dedicaremos la sesión de religión de hoy a esta tarea tan
especial y asombrosa, que llevan a cabo los misioneros.
Para comenzar leeremos el siguiente cuento, titulado "El
sartenazo".
La rana Renata era la mejor cocinera de los pantanos y a su
selecto restuaurante acudían todas las ranas y sapos de los alrededores.
Sus"moscas en salsa de bicho picante" o sus "alitas de
libélula caramelizadas con miel de abeja" eran delicias que
ninguna rana debía dejar de probar, y aquello hacía sentirse a Renata
verdaderamente orgullosa.
Un día, apareció en su restaurante Sopón dispuesto a cenar.
Sopón era un sapo grandón y un poco bruto, y en cuanto le presentaron los
exquisitos platos de Renata, comenzó a protestar diciendo que aquello no
era comida, y que lo que él quería era una buena hamburguesa de moscardón.
Renata acudió a ver cuál era la queja de Sopón con sus platos, y cuando este
dijo que todas aquellas cosas eran "pichijiminadas", se sintió
tan furiosa y ofendida, que sin mediar palabra le arreó un buen sartenazo.
Menuda trifulca se armó. A pesar de que Renata enseguida se
dio cuenta de que tenía que haber controlado sus nervios, y no dejaba de pedir
disculpas a Sopón, éste estaba tan enfadado, que decía que sólo sería
capaz de perdonarla si él mismo le devolvía el sartenazo. Todos trataban de
calmarle, a sabiendas de que con la fuerza del sapo y la pequeñez de la rana,
el sartenazo le partiría la cabeza. Y como Sopón no aceptaba las disculpas,
y Renata se sentía fatal por haberle dado el sartenazo, Renata comenzó a hacer
de todo para que le perdonara: le dio una pomada especial para golpes, le
sirvió un exquisito licor de agua de charca e incluso le preparó.. ¡una
estupenda hamburguesa de moscardón!
Pero Sopón quería devolver el porrazo como fuera para quedar
en paz. Y ya estaban a punto de no poder controlarle, cuando aparecio un
anciano sapo caminando con ayuda de unas muletas.
- Espera Sopón-dijo el anciano- podrás darle el sartenazo
cuando yo te rompa la pata. Recuerda que yo llevo muletas por tu culpa.
Sopón se quedó paralizado. Recordaba al viejo que acababa de
entrar. Era Sapiencio, su viejo profesor que un día le había salvado de unos
niños gamberros cuando era pequeño, y que al hacerlo se dejó una de sus patas. Recordaba
que todo aquello ocurrió porque Sopón había sido muy desobediente, pero
Sapiencio nunca se lo había recordado hasta ahora...
Entonces Sopón se dio cuenta de que estaba siendo muy
injusto con Renata. Todos, incluso él mismo, cometemos errores alguna vez, y
devolver golpe por golpe y daño por daño, no hacía sino más daño. Así que,
aunque aún le dolía la cabeza y pensaba que a Renata se le había ido la mano
con el sartenazo, al verla tan arrepentida y haciendo de todo para que le
perdonase, decidió perdonarle. Y entonces pudieron dedicar el resto del
tiempo a reirse de la historia y saborear la rica hamburguesa de moscardón, y
todos estuvieron de acuerdo en que aquello fue mucho mejor que liarse a
sartenazos.
Reflexionamos sobre el cuento y, por parejas, contestamos a las
siguientes preguntas:
- Describe a cada uno de los protagonistas.
- ¿Qué resaltarías de la actitud de cada uno de ellos?
- ¿Te parece bien la actitud de Sopón? ¿Y la de Renata?
- ¿Crees que es importante el personaje de Sapiencio?
- ¿Te ha pasado alguna vez una situación similar? ¿Cómo la resolviste?
Para finalizar, vemos el vídeo del Domund de este año, titulado "Tiritas", en el que a través de los ojos de un niño, vemos cómo un simple gesto, por muy pequeño que sea, puede cambiar el mundo. ¿Qué opináis?
Recordamos, que gracias a todos esos misioneros que cuidan a
las personas que más lo necesitan, sobre todo en los países más pobres,
nuestro mundo es un "poquito" mejor.
Y tú, ¿qué haces por los demás cuando más te necesitan?
Mi madre lo a visto y se a interesado mucho , que pases buen fin de semana. Sara��������
ResponderEliminar